3 de julio de 2008

Lecturas para un traslado

Lo sé, lo sé: últimamente vengo flojo con la actualización del blog... Pero, bueno, la cosa es que este fin de semana me mudé a vivir a Madrid. Además, previamente, visité a mi familia, que hacía más de dos años que no nos encontrábamos, así que anduve viajando entre Guadalajara, Horche y Brihuega. En fin, que escribir pasó a un segundo plano. Eso sí: leer, leí.

Como no tengo carné de conducir, para mí viajar leer equivale a leer. Y debo decir que ese es un contexto en el que me encanta abrir un libro. De hecho, las casi cinco horas de viaje entre Campello y Guadalajara dieron bastante de sí. Primero terminé el par de relatos que me faltaban de El malestar al alcance de todos, de Mercedes Cebrián, un libro que mezcla poemas y cuentos (me gustó este libro, me gustó). Cuando terminé ese, empecé Una puta recorre Europa, de Alberto Lema, una novela de tesis sobre la prostitución, y que si bien no me hizo tilín —no es lo mío la literatura social— la terminé poco más allá de Albacete, después de haberme comido un bocata de chorizo con mis padres en Los Molinos. En la parte final del viaje, leí las primeras cincuenta y tantas página de Mr Vertigo, de Paul Auster, que me aburrió tanto que aún no he vuelto a abrir el libro.

Una vez en Guadalajara el asunto literario vino de manera accidental y por otro lado. Estuve en Brihuega, que por lo visto es donde vive Manu Leguineche, a quien, todo sea dicho, no he leído. En casa de mis padres está Los topos, pero todavía no le he echado el guante. A ver si en una de estas... Por cierto, que este ex reportero de guerra y hombre viajado donde los haya vive en una plaza que lleva su nombre, en una casa de un color naranja muy cálido y rodeado de monumentos históricos. Vamos, que vive de puta madre... Claro, que según nos contó la guía, la salud de Leguineche está floja y apenas se lo ve por el pueblo.

Y para no salir ni de Brihuega ni de la literatura, tiro ahora por Cela, quien paró acá cuando escribió Viaje a La Alcarria. Es más: según la guía, incluso eligió el pueblo como centro operaciones: iba y venía desde allí y ahí fue donde escribió gran parte del texto. ¿Verdad o exagerado fervor por la tierra propia? No lo sé; quizá la solución esté en el libro —muy influido por Hemingway, dicho sea de paso—, del que sólo leí la mitad, harto como estaba de que Cela se pusiese en tercera persona y repitiese hasta saturar la página «el viajero», sin ni siquiera molestarse en usar un sujeto tácito cada tanto (sus razones tendría, imagino). Cualquier día, aunque sólo sea por orgullo alcarreño —uno lo es, a pesar de su tonada argentina—, lo terminaré.

Para cerrar el recuento de lecturas —ya vendrán críticas, ya, paciencia—, dos anotaciones más. La primera es sobre Seda, de Baricco, que lo tenía mi tío Jesús por el salón, en Horche, y del que el domingo por la mañana me zampé en su jardín las primeras sesenta páginas. Salvo un par de filigranas estilísticas y un capítulo —ese donde ella gira la taza del té para poner sus labios exactamente donde él los había puesto antes para beber—, la novela me pareció un aburrimiento, además de naif. Mucho capítulo corto. Mucha oración breve. (Es decir: lectura ultrarrápida).
Más dato histórico que profundidad en los personajes. Uso y abuso de lugares comunes y previsibles (típico exotismo japonés visto con ojos europeos). Momentos con lirismo de parvulario —«la voz de ella era bellísima», cito de memoria, y similares—. Y, en fin, un libro que lleva 43 ediciones y que me siembra dudas sobre si hace falta intentar leer Novecento, la otra novela por excelencia de Baricco.

La última anotación es sobre Nocilla Dream, de Agustín Fernández Mallo. Elena, mi compañera de piso, tiene por casa ese y Nocilla Experience, así que me he propuesto resolver de un plumazo mi deuda con la pospoética de este fan del Sr. Chinarro. Sin embargo, empezaré por la segunda entrega de la trilogía en vez de por la primera... Señores de la editorial Candaya: el libro que tenemos por casa comienza en la página 207, llega hasta la 217, luego va a la 23, viene sin el prólogo de Juan Bonilla y, en fin, es aún más posmoderno que el original... Por si alguien de la editorial lee esto: ¿podrían cambiárnoslo por otro? (Elena, niña, ¿dónde tienes el tique, che?).

Y, por hoy, hasta aquí. Ahora vamos a ver si pillo el minuto bueno de la red inalámbrica —tenemos el módem estropeado— y consigo subir el texto. Si no tendré que esperar.

(No, no lo pillo, tengo que esperar).

PD: La foto es de un torreón que hay en Brihuega y la hizo mi prima Noelia, quien luego me trajo en coche a la capital. Gracias, primunchi. (Y gracias, David, claro, que eras tú quien conducía, che).

2 comentarios:

  1. pero te ha guistado el nocilla o no? A mi la verdad es que me sorprendió mucho y me atrapó. El experience, me ha gustado pero perdía factor sorpresa.
    Respecto al Seda, sabes que en un taller de literatura lo ponen como ejemplo pro bien escrito?, alparecer Baricco aplica a rajatabla los "criterios para escribir un bestseller". No volví al taller, y eso que a mi el libro no me desagradó.

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  2. Eso me dice siempre un amigo, que a ver cuándo hablo del Nocilla... Por ahora lo único que puedo contar es que, después de mi frustrado intento por leer la primera parte, no ha vuelto a caer en mis manos el Dream. El Experience, la segunda, la abandoné en la página 60: no me enganchó.

    Me pareció de una metaliteratura previsible: te digo que las canciones pop perfectas duran dos minutos y por eso te hago los capítulos cortos... (O algo así recuerdo que entendí yo cuando me lo leí). Y tampoco me convenció esa manera de acumular información o referencias. Quizá, como dice Vicente Luis Mora en una entrevista que publicaremos en el próximo n.º de Teína, es que no compartimos las mismas epistemes... No sé, el caso es que yo también tengo discos del Sr. Chinarro y lo he visto (desafinar) en directo, pero el fenómeno Nocilla todavía no me ha enganchado.

    PD 01: Te dejo aquí un artículo y una entrevista que publicamos con Agustín Fernández Mallo:

    . Entrevista: http://www.revistateina.com/teina/web/teina18/lit7.htm
    . Reseña: http://www.revistateina.com/teina/web/teina15/lit4.htm

    PD 02: A ver si me enseña mi amigo Luisru a poner las etiquetas de las direcciones más disimuladas.

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