Tuve la suerte de entrevistar a Francesco Tonucci (clic aquí y y aquí), compañero de fatigas Gianni Rodari y autor incluso de uno de los dibujos que ilustran los textos de Gramática de la fantasía (introducción al arte de inventar historias). Con Tonucci, tenía que charlar sobre la lectura en la escuela y de su proyecto La ciudad de los niños; con todo, aún nos sacamos ambos unos minutillos para conversar sobre Rodari y la gestación de la Gramática..., imperdible para todo aquel que esté interesado en la creatividad o en escribir literatura infantil. Por lo que charlé con Tonucci, calculo que Rodari debía de parecerse bastante a él: desbordante de vitalidad, divertido y radical en sus juicios a favor de los niños. Hoy anduve trasteando por los estantes de la biblioteca, saqué la Gramática de la fantasía y copié algunos subrayados que hice.
I
Las cosas no maduran en estaciones fijas, como los duraznos.
II
Una palabra, lanzada al azar en la mente, produce ondas superficiales y profundas, provoca una serie infinita de reacciones en cadena, implicando en su caída sonidos e imágenes, analogías y recuerdos, significados y sueños, en un movimiento que afecta a la experiencia y a la memoria, a la fantasía y al inconsciente, complicándolo el hecho de que la misma mente no asiste pasiva a la representación, sino que interviene continuamente para aceptar y rechazar, ligar y censurar, construir y destruir.
III
Paul Valéry dijo: «No hay palabra que se pueda comprender si se penetra a fondo». Y Wittgenstein: «Las palabras son como una película superficial sobre un agua profunda». Las historias se buscan, buceando bajo el agua.
IV
En todo error hay una posibilidad de historia.
V
[Según Vigotsky] El juego no es un simple recuerdo de impresiones vividas, sino una reelaboración creadora de estas, un proceso a través del cual el niño combina entre sí los datos de la experiencia para construir una nueva realidad, que responda a sus curiosidades y a sus necesidades.
*
Gramática de la fantasía, Gianni Rodari.
Traducción de Roberto Vicente Raschella.
Ediciones Colihue Biblioser, Buenos Aires 2000.
PD: Por cierto, a la gente de Colihue Biblioser: las mayúsculas se acentúan, y más aún en la portada de los los libros.
I
Las cosas no maduran en estaciones fijas, como los duraznos.
II
Una palabra, lanzada al azar en la mente, produce ondas superficiales y profundas, provoca una serie infinita de reacciones en cadena, implicando en su caída sonidos e imágenes, analogías y recuerdos, significados y sueños, en un movimiento que afecta a la experiencia y a la memoria, a la fantasía y al inconsciente, complicándolo el hecho de que la misma mente no asiste pasiva a la representación, sino que interviene continuamente para aceptar y rechazar, ligar y censurar, construir y destruir.
III
Paul Valéry dijo: «No hay palabra que se pueda comprender si se penetra a fondo». Y Wittgenstein: «Las palabras son como una película superficial sobre un agua profunda». Las historias se buscan, buceando bajo el agua.
IV
En todo error hay una posibilidad de historia.
V
[Según Vigotsky] El juego no es un simple recuerdo de impresiones vividas, sino una reelaboración creadora de estas, un proceso a través del cual el niño combina entre sí los datos de la experiencia para construir una nueva realidad, que responda a sus curiosidades y a sus necesidades.
*
Gramática de la fantasía, Gianni Rodari.
Traducción de Roberto Vicente Raschella.
Ediciones Colihue Biblioser, Buenos Aires 2000.
PD: Por cierto, a la gente de Colihue Biblioser: las mayúsculas se acentúan, y más aún en la portada de los los libros.
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