Un par de fragmentos extraídos del epílogo de El que espera, un libro de cuentos de Andrés Neuman, quien tenía unos 23 años cuando los escribió, allá por el año 2000. Ya de chavalín, este narrador hispanoargentino tenía claro por dónde irían los tiros de la narrativa del futuro.
Este no es el libro que más me gusta de Neuman, pero reconozco que verlo imberbe en la foto, saber que todavía debía de estar en la universidad y leer en el epílogo cómo razona sobre el material que le había entregado al lector, la verdad, me admira. Desde luego hay gente que, además de encontrar rápido su vocación, mantiene una relación privilegiada con el lenguaje.
Bueno, a lo que venía, el primer subrayado está en la página 140:
Bueno, a lo que venía, el primer subrayado está en la página 140:
El microcuento entra en mestizaje con el poema en prosa, con la reflexión breve, con el diario íntimo o el apunte, sin dejar de arrojar un nuevo subgénero, sin bien híbrido, identificable. Sin ánimo de ponerme a profetizar, se me ocurre que la micronarrativa será un género altamente valorado en un futuro próximo, pues contiene los ingredientes de nuestro tiempo: velocidad, condensación y fragmentariedad.
Y el segundo, una antes, en la 139:
La escritura comienza en lo narrado y continúa en sus omisiones, que son las verdaderas decisiones que debe tomar el hacedor de cuentos. El cuento, en este sentido, aspira a una sencillez hermética: es el género que mejor sabe guardar un secreto.
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