Ayer, mientras buscaba la portada del libro de Chandler, me encontré con dos cosas. Una, que El simple arte de escribir ya no está descatalogado; Emecé lo ha reeditado. La otra es que Juan Cruz le dedicó en febrero justo a ese libro una entrada de su blog en El País donde, entre otras cosas, dice: «es el libro más subrayado de mi biblioteca». Como dirían Les Luthiers: «Caramba, qué coincidencia».
En su mini reseña, el ex director de Alfaguara habla de cuánto le gustaba Chandler a Juan Carlos Onetti... Como lo uno lleva a lo otro y hoy tengo una contractura tremenda en la espalda, amén de un poco de cervicalgia, me dio por rescatar del disco duro el decálogo más uno del autor de El astillero, que sabía que lo tenía por ahí.
Por cierto, ahora que lo releo: me siguen encantando los tres primeros puntos; sobre todo el tercero, hoy que hay tanto autor vanguardista que apela al lector activo para encubrir sus falencias. Pero esa será harina del costal de algún otro mensaje. De momento, Onetti.
Decálogo más uno, para principiantes
1. No busquen ser originales. El ser distinto es inevitable cuando uno no se preocupa de serlo.
2. No intenten deslumbrar al burgués. Ya no resulta. Este sólo se asusta cuando le amenazan el bolsillo.
3. No traten de complicar al lector, ni buscar ni reclamar su ayuda.
4. No escriban jamás pensando en la crítica, en los amigos o parientes, en la dulce novia o esposa. Ni siquiera en el lector hipotético.
5. No sacrifiquen la sinceridad literaria a nada. Ni a la política ni al triunfo. Escriban siempre para ese otro, silencioso e implacable, que llevamos dentro y no es posible engañar.
6. No sigan modas, abjuren del maestro sagrado antes del tercer canto del gallo.
7. No se limiten a leer los libros ya consagrados. Proust y Joyce fueron despreciados cuando asomaron la nariz, hoy son genios.
8. No olviden la frase, justamente famosa: 2 más 2 son 4; pero ¿y si fueran 5?
9. No desdeñen temas con extraña narrativa, cualquiera sea su origen. Roben si es necesario.
10. Mientan siempre.
11. No olviden que Hemingway escribió: “Incluso di lecturas de los trozos ya listos de mi novela, que viene a ser lo más bajo en que un escritor puede caer”.
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