27 de noviembre de 2009

Martín Rejtman, Bértolo y Levrero

Velcro y yo, Martín Rejtman. No hay sesudísimas ideas para intelectuales, ni alardes verbales o diabluras estilísticas para los devotos del lirismo, tampoco planteos minimalistas a lo Carver... Y, sin embargo, los seis relatos de este libro son alimento fresco para la inteligencia. Este director de cine más que cuentos rueda cortos textuales con sabor a Nuevo Cine Argentino. Lo suyo son los personajes con vidas desflecadas, una lógica imprevisible para elegir qué narra y un sentido del humor típico del judío porteño (algo así como un Woody Allen de Buenos Aires). ¿Es verosímil que una chica pierda a su novio en un Mac Donald’s, haga guardia frente al baño donde lo vio por última vez y termine haciéndose amiga del primer vegetariano que se cruza en su camino? Retjman lo consigue.

Editorial Lengua de Trapo > Entrevista con Martín Rejtman


Libro de guerras, revueltas y revoluciones, Constantino Bértolo. Este libro de libros muestra «un panorama histórico del movimiento emancipador» a través de la literatura. Empieza en la rebelión de Lucifer y llega hasta la revuelta de los antiglobalización, y entre medias recorre las revoluciones inglesa, francesa, mexicana o soviética. Para ello, el autor toma fragmentos ad hoc de escritores como Mark Twain, Stefan Zweig o Sofía Casanova y los ilustra con cuadros alusivos de Haydon, Jacques-Louis David y Brodski. El resultado es un libro coral que invita a continuar el diálogo histórico-pictórico-literario en otros libros. También una propuesta para dejar de ser, como diría Espartaco, «esclavos satisfechos», y volver a politizar una sociedad que camina hacia el vaciamiento ideológico que propone la industria del entretenimiento.

451 Editores > Entrevista a Constantino Bértolo


Trilogía involuntaria, Mario Levrero. Dos oraciones sintetizan las tres novelas —La ciudad, 1966; El lugar, 1969, y París, 1970— con que este escritor uruguayo comenzó su carrera literaria. Las dos están en París. Una dice «No puedo continuar por ningún camino en línea recta —pienso—. Siempre me desvío sin llegar a ninguna parte. Nunca he de llegar a ninguna parte». Y la otra, «Muchas cosas para averiguar, para unir, para formar con ellas un mundo coherente». Es decir: hay que ver qué quilombo que es todo. He ahí ultracondensado el universo levreriano, un mundo donde uno sale de casa para ir al supermercado, no lo encuentra, llega a la carretera, sube a un camión y viaja sin rumbo definido por un territorio onírico, donde mundo interior y exterior son una misma realidad. Ideal para quienes buscan experiencias lisérgicas a través de la literatura.

DeBolsillo > Más Mario Levrero > El discurso vacío


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