6 de junio de 2009

Edi.cat (o cómo sobrevivir en digital)

El jueves 5 de junio estuve de nuevo en la Feria del Libro de Madrid, que dentro del programa Del sinodal al digital ofrecía la mesa redonda El sector del libro y su posicionamiento ante el e-book. El acto lo moderó Guillermo Altares, el redactor jefe de Babelia, y contó con la participación de Toni Cantó, director de Edi.cat; Luis Francisco Rodríguez, director ejecutivo de Publidisa; Jesús Badenes, Director General de la División de Librerías de Planeta, e Ignacio Latasa, Director de Lee-e. Como la mesa del día anterior, respondió a las expectativas y el nivel, en líneas generales, estuvo bastante bien.

Desde un punto de vista personal, la presentación de Toni Cantó fue de las que más me gustaron. Entre tanto adepto al marketing cultural, tecnólogos militantes o vendedores de dispositivos electrónicos como hubo en estas jornadas sinodales, la suya fue la voz de un librero con 30 años de experiencia y que ahora trabaja como editor. Lejos de tecnoevangelizarnos o de quejarse sobre la (supuesta) exclusión del libro electrónico de la Feria que invocaron algunos participantes de la mesa del viernes, Cantó se centró en explicar qué problemas tuvo que enfrentar, cómo los solucionó y qué objetivos tiene para 2009. Y, como a mí me gusta la gente que va al grano, le voy a dedicar unas líneas (los demás deberán esperar turno).


SI GOLIAT APRIETA...

El problema de este editor de libros en catalán —mayoritariamente de literatura— es que la competencia con los libros en español resulta muy dura. Mientras que el mercado de los primeros se ha estancado, cada vez hay más demanda y producción de libros de los segundos; por lo que competir con ellos se complica, y mucho. Además, el mercado de libros en catalán es pequeño y, desde que surgió la nueva Grup 62, que reúne a 18 sellos editoriales y que concentra gran parte de la edición, el asunto se puso más que feo para quienes quedaron fuera de ese reparto del pastel: tener el aliento de los grandes grupos tras el cogote tiene estas cosas.

Ante este panorama tan desfavorable, tres pequeñas editoriales —Bromera, Angle y Cossetània— se unieron y formaron Edi.cat. Sus objetivos eran dos: aumentar la comercialización en papel y digitalizar el fondo editorial de las tres empresas. Asimismo, decidieron introducir algunos cambios para diferenciarse de las multinacionales e intentar que no los sacasen del mercado. Así, empezaron a trabajar con los libreros y a diseñar campañas a medida de estos (justo al revés que los grandes grupos, cuya táctica es la de presionarles y colocarles lo que a ellos les viene bien).

Entre las decisiones importantes que tomaron en Edi.cat, una vital fue decidir qué clase de DRM usaban para proteger los libros electrónicos. Las opciones eran tres:
  • Kindle (que pertenece a Amazon),
  • Mobypocket (que trabaja con Cybook, iLiad y Papire) y
  • ePub, que trabaja con Sony.
Lo espinoso del asunto estriba en que si eliges Kindle no puedes leer en dispositivos asociados con Mobypocket o con ePub... Es decir: no son intercambiables; si te compras un lector Kindle, te tienes que comprar los libros electrónicos en Amazon y no los puedes leer en un Cybook o en un Sony. Y viceversa (todas las viceversas posibles). En fin, que por ahora los fabricantes tienen más miedo a la piratería que a incomodar a sus clientes con esta clase de antediluvianas limitaciones.

El caso es que Cantó y sus socios se decidieron por el Mobypocket. ¿La razón? Consultaron con la empresa Leer-e y esta les dijo que es el dispositivo que más se ha vendido en España. (A día de hoy, el Kindle sólo se pude comprar en EEUU). Eso sí, a partir de Navidad también comercializarán libros electrónicos en formato ePub; así que uno entrará en el portal Edi.cat y, en función de su aparato lector, elegirá cuál de los dos quiere descargarse.


CARTONES, COMO EN EL VIDEOCLUB

En cuanto al asunto de costes, Cantó habló de algo importante: un libro digital no consiste en hacer un pdf o un fichero xml a partir de un documento perpetrado en un procesador de textos. La tecnología no es perfecta y en la conversión al formato Mobypocket se producen errores: el texto, digámoslo así, se descuajeringa (eso por no hablar del aspecto neutro que adquiere la tipografía). De ahí que se necesite un maquetador que ponga orden y concierto en el documento, también alguien que relea el texto (y añado yo: no vaya a ser que te pase lo mismo que a Leer-e con Relato de un náufrago, de Gabriel García Márquez, cuyo capítulo de degustación estaba lleno de erratas). Por último, la empresa que aporta el DRM cobra un 10 por ciento por descarga realizada.

Es decir: los costes son menores que en una edición analógica; pero haberlos, haylos. Hacer las cosas bien cuesta dinero, como siempre.

A continuación explicó su política de precios, que contempla tres posibilidades:
  • Novedades a un 60 por ciento del precio de venta al público en papel.
  • 4,95 euros para aquellas novedades que llevan un par de años en el mercado y han perdido visibilidad.
  • 1 euro para los libros que están libres de derechos.
Diseñado, protegido y puesto el precio, queda vender el libro. Como corresponde a un archivo informático, el libro electrónico se coloca en la plataforma madre, Edi.cat, y en librerías virtuales, desde donde te lo puedes descargar pagando con la tarjeta de crédito. Lo genial del asunto es que también puedes comprarte un libro electrónico en una librería física. ¿Cómo?

Edi.cat lleva a la librería un cartón impreso a color con la portada del libro y donde, si no entendí mal, van los paratextos. De este modo, el cliente puede tocar el objeto, conocer algunas de sus propiedades y sopesar su compra. En caso de que se decida, el librero le da un código de descarga con el que te lo puedes bajar desde cualquier ordenador. Esto que parece una miajita burocrático está pensado para aquellos que prefieren no usar su tarjeta de crédito en internet.

Intuyo que, aunque no se dijo, pronto veremos ordenadores en las librerías donde consultar los libros electrónicos —el primer capítulo, algún vídeo con el autor, etcétera— y que uno mirará, si así lo estima oportuno, anaqueles en una pantalla del mismo modo que los mira caminando por un pasillo entre lineales. Y cada cual comprará lo que más le guste o cómodo le venga.


500 LIBROS EN CATÁLOGO PARA NAVIDAD

Es cierto que esto aún suena a fantaciencia; pero, según Cantó, ellos tuvieron una muy buena repercusión en cuanto salieron: el 2 de abril (más reciente no puede ser). Gracias a la cobertura de radios y tele, el servidor se colapsó los dos primeros días, donde alcanzaron las 1.500 visitas por día. Después la fiebre ha bajado y la asistencia de internautas se ha estabilizado en 300 visitas diarias, con 200 usuarios ya registrados. ¿El producto más vendido? Pues, cómo no, los libros de 1 euro, algo que Cantó atribuye a la curiosidad que despierta el fenómeno digital: quien más y quien menos quiere saber cómo es un libro electrónico.

En cualquier caso, los números parecen ser halagüeños; en otoño, Edi.cat habrá puesto 200 títulos a la venta en la red y en Navidad estiman que 500. Asimismo, se han propuesto como meta ser el portal que nuclee a otras editoriales que publiquen en catalán. Veremos qué tal les va; de momento, los cimientos están puestos y resisten... Al fin y al cabo, Cantó compartió mesa con uno de los tiburones que amenaza con devorarlos, Planeta, lo cual no es poca cosa.


PD: En estos días subiré algunas anotaciones que hice sobre las intervenciones de los otros componentes de la mesa.

3 comentarios:

  1. Jiménez Losantos, César Vidal y Pío Moa firman libros por un tubo en la Feria del Libro de Madrid

    ResponderEliminar
  2. Sólo una aclaración, ePUB no es un formato de sony, sino que es un estándar abierto.

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias, Libuku. Estas son las cosas de ser lector en papel y querer aprender a serlo en digital... Edito y cambio eso que mencionas.

    Saludos y gracias por la lectura.

    ResponderEliminar