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Hemos vivido largo tiempo bajo la sentencia thachteriana TINA ('There is no alternative'). No hay ninguna alternativa a la privatización, al reino de los mercados financieros y de las empresas transnacionales, a la disminución de los poderes del Estado y al incremento sin precedentes de las desigualdades y de la precariedad, en los países llamados ricos y aún más masivamente en el Sur. No hay alternativa alguna al «ajuste estructural», esa mezcla económico-teológica, una sola y misma doctrina aplicable a todos, una doctrina que mata. En Francia, hemos adquirido la costumbre de llamar a esta doctrina «el pensamiento único».
Este pensamiento se vuelve un poco menos único en los tiempos que corren, y mejor que así sea. La idea de esta serie de libros «A favor y en contra» me gustó de inmediato. Dios sabe que estoy en «contra» de esta globalización liberal, de sus pompas y de sus obras, y dispuesta a luchar por mis convicciones. Yo creo que esta globalización es responsable de una parte de la miseria en el mundo y que se podría organizar perfectamente de otra manera la economía y la sociedad si existiese voluntad política de hacerlo. No debe extrañar a nadie que esta voluntad esté sobre todo al servicio de los que más se benefician de la situación actual. Le guste o no a la señora Thatcher, hay sin embargo, decenas de alternativas, y el capitalismo mundialmente integrado no tiene por qué ser sinónimo de condición humana ni del estado «natural» de la sociedad. Las leyes de esta economía no tienen nada de newtonianas y Dios no le dijo a Moisés en el Sinaí: «Serás neoliberal». En suma, nada de esto me parece inevitable.
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La globalización liberal (a favor y en contra), Susan George y Martin Wolf.
Este fragmento es de Susan George.
Anagrama, Colección Argumentos, Barcelona 2002.
PD. Entrevista en (nuestra extinta Teína) con Susan George.
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