A mediados de abril conversé con Lucía Mbomío en la Feria del Libro de Getxo a propósito de su libro Las que se atrevieron. Fue una charla pública en la Romo Kultur Etxea. El ida y vuelta fue tan intenso que me dio para escribir un par de artículos: una entrevista para la revista CTXT (ver más abajo) y una entrada para la revista Un puerto que cambia, donde además incorporé algunos vídeos del acto. Escribí tanto, digo, que casi todo lo que tenía que decir está dicho en uno u otro sitio. Por tanto, solo me queda invitaros a leer los textos.
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LUCÍA MBOMÍO, PERIODISTA Y AUTORA DE 'LAS QUE SE ATREVIERON'
«No es lo mismo "tengo un amigo negro"
que mi "mi hija está con un negro"»
Lucía Mbomío. Fotografía de Cristina Tovar. |
Las charlas con Lucía Asué Mbomío Rubio son torrenciales. Inteligente, buena comunicadora y con sentido del humor, Lucía Mbomío (Alcorcón, 1981) enlaza temas y abre hilos de conversación como quien saca cerezas del frutero; eso sí, la mayoría atravesados por tres de sus grandes intereses: Guinea Ecuatorial, el activismo político y el periodismo. Así, a la par que cuenta anécdotas sobre su trabajo en el programa Aquí la Tierra, reflexiona sobre cómo representa la literatura blanca a las personas negras, detalla los pormenores de su investigación sobre José Carlos Grey Molay –un republicano negro que sobrevivió a Mauthausen– o habla del año que vivió en Guinea. Lo difícil, a veces, es centrarse y hablar de su libro.
De hecho, antes de entrar en materia sobre Las que se atrevieron (Sial, 2016), aparece un cuarto foco de interés: su “Alcorcón del alma”, como ella dice. Lo suyo con su ciudad natal no es ni pose ni orgullo fingido, sino pertenencia genuina. Piel. “Hablo mucho de Alcorcón porque ahí me siento en casa; ahí sí que me han reconocido. Me perdí con cuatro años, alguien me vio y dijo: ‘Ay, tú eres la hija del profe negro’. Y me llevó a casa. Es decir: ahí tengo un nombre, tengo una familia, una casa, soy de Alcorcón. En otros sitios he sido ‘negra’, ‘negra de mierda’, ‘la que viene a cuidar a los abuelos’ y otras millones de cosas”, compara.
El dato ayuda a comprender mejor su posición como escritora: con un pie en una aldea de Niefang (Guinea), de donde migró su padre hace 54 años; con el otro en un pueblo de Segovia, de donde salió su madre hacia Madrid para estudiar Ingeniería Industrial; y con el corazón y el acento fieles al extrarradio sur madrileño, del que ha hecho incluso bandera periodística. En su libro habla de esa simbiosis cultural que la acompaña desde su nacimiento; pero, sobre todo, lo que hace es contar la historia de seis mujeres españolas –incluida su madre– que se casaron con hombres guineanos en los 60 y 70, y que formaron una familia con ellos. Son mujeres anónimas que, sin darse importancia ni militar en partido alguno, cuestionaron un triple yugo: el franquista, el machista y el racista.
De hecho, antes de entrar en materia sobre Las que se atrevieron (Sial, 2016), aparece un cuarto foco de interés: su “Alcorcón del alma”, como ella dice. Lo suyo con su ciudad natal no es ni pose ni orgullo fingido, sino pertenencia genuina. Piel. “Hablo mucho de Alcorcón porque ahí me siento en casa; ahí sí que me han reconocido. Me perdí con cuatro años, alguien me vio y dijo: ‘Ay, tú eres la hija del profe negro’. Y me llevó a casa. Es decir: ahí tengo un nombre, tengo una familia, una casa, soy de Alcorcón. En otros sitios he sido ‘negra’, ‘negra de mierda’, ‘la que viene a cuidar a los abuelos’ y otras millones de cosas”, compara.
El dato ayuda a comprender mejor su posición como escritora: con un pie en una aldea de Niefang (Guinea), de donde migró su padre hace 54 años; con el otro en un pueblo de Segovia, de donde salió su madre hacia Madrid para estudiar Ingeniería Industrial; y con el corazón y el acento fieles al extrarradio sur madrileño, del que ha hecho incluso bandera periodística. En su libro habla de esa simbiosis cultural que la acompaña desde su nacimiento; pero, sobre todo, lo que hace es contar la historia de seis mujeres españolas –incluida su madre– que se casaron con hombres guineanos en los 60 y 70, y que formaron una familia con ellos. Son mujeres anónimas que, sin darse importancia ni militar en partido alguno, cuestionaron un triple yugo: el franquista, el machista y el racista.
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