3 de junio de 2014

Hombres, de Documentos TV

Hoy he escuchado un titular tremendo en la radio: «Uno de cada tres españoles tolera algún tipo de violencia de género».  Como estamos con lo de la abdicación del rey, que si viene Felipe VI o que si llega, por fin, la III República, los locutores no han ido más allá de dar el titular y de aportar algún dato apresurado. Al vuelo, he pescado que se trataba de un informe elaborado por el Gobierno y que la muestra estadística era de más de 2500 entrevistas. A continuación, he buscado la noticia en internet y, en esta nota de agencia que publicaba el diario 20 minutos, he encontrado el asunto más y mejor explicado.

Al parecer, estoy rodeado de gente que opina que la violencia sobre tu pareja es entre inevitable o aceptable. Y, por increíble que parezca, un 40% de entrevistados exculpan a los agresores por aquello de que acaso tengan problemas mentales... Lo que hay que leer. Ahora bien, no me extraña: yo podría contar al menos 4 historias relativamente cercanas y truculentas sobre esa violencia de baja intensidad que son los micromachismos, un concepto que aprendí hace unos meses con la sección homónima de El Diario (muy recomendable, por cierto).

Eso sí, también debo decir que al menos podría contar 1 historia en dirección contraria (¿microfeminismo?, ¿microhembrismo?).

Y ya que me he metido en esta camisa de once varas, aprovecho y recomiendo este documental sobre la crisis de identidad de los varones en el siglo XXI que descubrí la semana pasada. Han pasado 8 años desde que Documentos TV lo emitió y uno podría pensar que ha quedado desfasado, fuera de foco, etc.; sin embargo, a la vista de la cantidad de varones que este año han matado a sus parejas en España, yo diría que es más bien lo contrario: TVE debería reponerlo y promoverlo de nuevo. De hecho, aquí va mi granito de arena.

Para mi gusto, al programa le sobra una pizca de orientalismo —y eso que a me gusta el zen—, la cita de Castaneda —salvo que uno se tome su chamanismo como una ficción estilo Tolkien— o la insistencia en la plancha —ese invento del demonio que jamás he conseguido dominar—; en cualquier caso, y bromas aparte, el documental contiene algunas reflexiones que merecen la pena ser repetidas. Ahí van 5 a vuelateclado:

  1. A los varones nos va mucho el rollo épico, ese que dice: «Yo daría la vida por mi familia». Y, honestamente, más útil y menos melodramático que inmolarse es dedicar unas cuantas a horas a las tareas domésticas y aprender a cocinar, dónde está el supermercado o cambiar los pañales de tu hijo. La batalla por la igualdad se empieza por ganar en casa.

  2. Hasta hace muy poco, los varones hemos acaparado el poder y hemos construido un imperio heteropatriarcal que nos permite gozar de ciertos privilegios a los cuales debemos aprender a renunciar. Ya lo dice alguien del documental: «Todos los imperios tienen su fin...». Así que mejor aceptarlo y aprovechar la crisis para transformarnos en personas más completas.

  3. El limitado mundo afectivo de muchos varones españoles comienza en la escuela, que ha sido y es una incubadora de machitos. Basta pensar que no valoramos igual si dos niños se pelean en el patio del colegio que si les da por besarse en la mejilla a modo de saludo. Lo segundo suele considerarse más extraño y preocupante que lo primero (salvo que la paliza sea mayúscula). Tampoco acostumbramos a besarnos cuando ya estamos más talluditos, ni quisiera con nuestros tíos o primos a partir de cierta edad. Conclusión: estamos poco entrenados para el contacto físico.

  4. Vale, eres varón y quieres ser padre. ¿Con quién hablas sobre tus dudas y sentimientos al respecto? Bueno, ya lo sabemos: los varones nacemos sabiéndolo todo y vamos y venimos de cualquier guerra con la pierna rota, las costillas al aire o la cabeza trepanada si hace falta. Ni sentimos ni padecemos. Quiero decir: no necesitamos hablar con nadie, ¿para qué? Eso es de blandurrios.

  5. El machismo es un problema de los varones donde las mujeres son las víctimas (y no al revés). El silencio ante el machismo nos convierte en cómplices. Por tanto, la erradicación del machismo solo es posible si los varones desautorizamos los comportamientos machistas de otros varones (además de los nuestros propios, se entiende). Nosotros somos quienes debemos torcer las tendencias estadísticas, digo.

*

PD. A modo de yapa, añado otro documental, La mujer, cosa de hombres, que también encontré en TVE y que filmó Isabel Coixet a partir de anuncios de la tele. Estructuralmente, tiene un vago aire a la parte de los crímenes que Bolaño escribió sobre Ciudad Juárez en 2666. Como suele decirse, habla por sí solo...



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