A Émile Zola le debemos unas cuantas reflexiones inteligentes sobre la naturaleza del trabajo y las relaciones a que nos vemos sometidos quienes lo necesitamos para sobrevivir. Una que me gusta mucho está en Germinal, cuando el manso y apacible Maheu, harto ya de que la Compañía solo mire por su interés y no por el de sus trabajadores, se rebela contra su patrón y le dice:
—Por eso, señor director, hemos venido a decirle que, para morir por morir, preferimos morir sin trabajar... Será menos cansancio... Hemos abandonado los pozos y no volveremos a bajar mas que si la Compañía acepta nuestras condiciones.
Por más que Tom Wolfe haya reivindicado a Zola como un autor capital para articular aquello que él dio en llamar el «nuevo periodismo», yo diría que Emile Zola (1840-1902) goza de menos consideración que otros clásicos de su siglo. Pero, bueno, es solo una impresión personal.
Eso sí, quizá su suerte esté por cambiar dado el despelote social que vivimos. En enero y febrero, me encontré con un par de formadores de opinión que se apoyaron en el famoso J'Accusse...! para arremeter contra los causantes o gerentes de la situación que vivimos. Una fue Paco Álvarez, economista en favor del bien común, en su blog No le digas a mi madre que trabajo en bolsa, y la otra, Javier Gallego, director del programa Carne Cruda, que publicó una columna similar en El diario.es.
Eso sí, quizá su suerte esté por cambiar dado el despelote social que vivimos. En enero y febrero, me encontré con un par de formadores de opinión que se apoyaron en el famoso J'Accusse...! para arremeter contra los causantes o gerentes de la situación que vivimos. Una fue Paco Álvarez, economista en favor del bien común, en su blog No le digas a mi madre que trabajo en bolsa, y la otra, Javier Gallego, director del programa Carne Cruda, que publicó una columna similar en El diario.es.
Copio y pego los respectivos primeros párrafos:
(05/01/2012) Paco Álvarez:
(...) Los que me conocen saben que estoy muy lejos de compararme con Zola o con Neruda, pero creo que la situación que vivimos justifica ampliamente, por lo menos para mí, que considere absolutamente necesario denunciar las injusticias que la ciudadanía sufre con esta crisis y, por ello me permito afirmar: YO ACUSO.
- Acuso a la clase política mundial de ser la principal responsable de la crisis económica que estamos viviendo. La ciudadanía ha creído, independientemente de las ideologías, que votar era elegir a los que se comprometían a generar el bienestar de los que votaban por ellos. Lo que constatamos hoy en día es que la clase política mundial no ha sido capaz de responder a sus promesas y se ha doblegado a los intereses de los mercados financieros a los que la ciudadanía no ha votado. [ Sigue aquí ]
(01/ 02 /2013), Javier Gallego:
Carta a Mariano Rajoy Brey
Presidente del Gobierno de España Señor:
¿Me permite que le diga (...) que su estrella (...) está amenazada por la más vergonzosa e imborrable mancha? Por eso me dirijo a usted gritando la verdad con toda la fuerza de mi rebelión de hombre honrado. Es mi deber: no quiero ser cómplice.
Yo le acuso a usted como presidente del Partido Popular de haber permitido la corrupción financiera dentro de su organización. Aunque no fuese usted partícipe de estas actividades —permítame que lo dude—, es usted responsable como máxima autoridad dentro de su partido por no haber puesto los medios para evitar estas prácticas delictivas. De saberlo, le acuso de delincuente. De no saberlo, le acuso de incompetente. [ Sigue aquí.]
Por curiosidad, navegué un rato por la red y encontré al menos un ejemplo más: (01/12/2012), Lucas León Simón en Periodistas-es.org
Así las cosas, pensé que quizá el Yo acuso de Zola podía convertirse en una excelente consigna para un taller de escritura. Nada más vigente hoy que aquel texto del 13 de enero 1898, ¿verdad? Además, leer a Zola reconforta y actúa como antídoto para sobrevivir, no ya al capitalismo, sino a ese cinismo posmoderno y facilón que parece inundarlo todo. A esa actitud vital e intelectual donde la única alternativa al derrumbe parece ser el cinismo de verbo ágil y el tono de listillo yo-sé-más-que-todos-vosotros-juntos-idiotas de quienes se burlan de los esfuerzos ajenos por mejorar el entorno. En fin, que es muy fácil ir de descreído por la vida; lo difícil es, como Zola, a pesar de todo, creer en el ser humano. Lo difícil es aquello que pedía Gandhi: ser el cambio que quieras ver reflejado en el mundo.
PD 01.Texto original de Yo acuso (carta al presidente de la República francesa), de Emile Zola.
PD 02. En este enlace, Nieves Concostrina relata en qué consistió el Yo acuso...
No hay comentarios:
Publicar un comentario