17 de marzo de 2011

España, aparta de mí esos premios, Fernando Iwasaki

A veces, los expertos y opinólogos complican mucho sus teorías sobre en qué consiste la literatura y cómo fomentar la lectura. Por suerte, Fernando Iwasaki suele responder esas preguntas de manera rotunda desde sus libros: el placer, idiota, el placer; la lectura y la escritura tienen que ver con el placer.

En su caso, sobre todo el de hacer reír de manera inteligente a los lectores (también llamados con frecuencia «clientes», esto es, gente que deja de ver la tele o de montar una estantería de Ikea por sostener un libro entre las manos). A la literatura y a los autores les iría mucho mejor si comenzaran por donde comienza Iwasaki sus historias: por el hedonismo de escribir, por contagiar ese placer. También a los lectores, si usaran mejores criterios de selección y le tuvieran menos paciencia a la mierda que se tragan por prescripción facultativa de ese hooligan insaquible al desaliento que es el marketing.

Decía Raymond Chandler en El simple arte de escribir (o así lo recuerdo yo) que las fotografías y los paratextos le predisponían contra los autores. A mí me pasa, y juraría que a mucha gente también: que si ese tiene cara de gilipollas, que si la otra va de diva, que si aquel va de intelectual, que si esta de moderna, etcétera. Con Iwasaki puedo hacer una excepción, pues la foto de la solapa es metáfora de su muy antisolemne estilo: aparece sonriente y meditando en la posición del loto... Algo, claro está, que solo puede generarme una envidia tremenda (solo llego —y con esfuerzo— al medio loto).

De los libros de Iwasaki que conozco —El libro del mal amor, rePublicanos, Neguijón y este—, lo que más me gusta es su agudo sentido del idioma, su incapacidad para tomarse en serio a sí mismo y su talento para convertir un detalle menor en una historia hilarante. De hecho, cuando abro un libro suyo, tengo la sensación de que su peruanísima prosa de apellido japonés siempre llega vestida de faralaes y con ganas de arrancarse por alegrías. Y eso se lo valoro mucho, en particular, a quienes, a pesar de su onerosa formación académica —estamos ante un historiador—, se rebelan contra la inercia de la retórica humanistico-universitaria y convierten el mundo en un lugar más festivo, en un jardín de recreo donde reírse de uno mismo.


De nacionalismo, refritos literarios y concursos

En cuanto a España, aparta de mí esos premios (Páginas de Espuma, 2009), además de divertido, me ha parecido un artefacto literario inteligente. Desde el título —recuérdese el España, aparta de mí este caliz, de César Vallejo—, todo es juego en este libro. Es más: el libro casi podría considerarse un ejercicio oulipiano a lo Raymond Queneau, pues consiste en 7 variaciones sobre un cuento cuya estructura dramática es bastante similar. Todos los relatos están divididos en secciones y una de ellas —un texto de carácter enunciativo relativo a la Segunda Guerra Mundial— se repite invariablemente en todos, aunque en una posición diferente cada vez. Y en todos los cuentos hay siempre un japonés liándola parda en algún punto de España, y siempre en temas tan identitarios como el fútbol en Sevilla, la cocina  en Euskadi o la Guerra Civil en Toledo.

A partir de la coartada del exotismo japonés, y bajo el paraguas de la mirada del extranjero, Iwasaki revisa la versión más esperpéntica de la realidad española. Si a nosotros nos parece marciano que un señor de ojos rasgados vista la camiseta del Betis en el estadio del Sevilla, a otros puede parecerles muy folclórica esa guerra civil de baja intensidad que vivimos a diario entre las llamadas «dos Españas» y que suele tener como caballo de batalla el nacionalismo. De algún modo, ese trastorno bipolar tan nuestro es el tema central del libro.
 
Asimismo, España, aparta de mí esos premios puede leerse como una crítica a la estética del refrito que alimenta la sociedad del espectáculo en que vivimos. Leyendo a Iwasaki sospecho que para él lo auténticamente posmoderno y vanguardista no es ir de gafapasta por la vida, sino ser un gafapasta y escribir una novela que deconstruya las novelas de templarios. Por ejemplo. De eso va la parodia. De eso iba Cervantes en el Quijote, y de eso parece ir, entre otras cosas, este cachondeo que se trae Iwasaki sobre nuestro hecho diferencial patrio: somos uno de los países que más premios literarios convoca en el mundo.

Lo del «España es diferente» también puede aplicarse aquí. Roberto Bolaño ya dejó escrito lo suyo sobre el asunto; pero, bueno, baste recordar que aquí no hay pueblo, diputación o asociación vecinal que se precie que no convoque su concurso literario. Un fenómeno curioso por cuanto el 50 % de la población no lee y la que lee, como mucho, promedia 2 o 3 libros al año. Además, los concursos suelen premiar relatos inéditos, es decir, libros que no pasan el filtro de editores, lectores, crítica y otros escritores, sino el de un pequeño y manejable comité. Quiero decir: esta manera de organizar el sistema literario español también explica qué entendemos por cultura —más bien industria cultural— en este país.

En fin, que así leo yo este libro, como una parodia cervantina a nuestro españolísimo síndrome premiador. Sea para dar o sea para recibir, como en la universidad o en el ejército, aquí lo importante es el título, el premio, la condecoración. Figurar. Así es como muchos soldaditos de la literatura miden su valía y desfilan por los cenáculos donde invitan a vino, tortilla y jamón. Ni público ni promotores les han de faltar, por supuesto. Eso sí, y animados por el jolgorio de este libro, tampoco les faltará quienes nos cachondeemos de ellos... Es lo que tiene ser cervantino y lector de Iwasaki.


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PD. Rescato una entrevista y una reseña sobre Inquisiciones peruanas que publicamos en su día en Teína con Fernando Iwasaki. También una entrada sobre El libro del buen amor.

10 comentarios:

  1. Pues yo lo siento en el alma pero no estoy para nada de acuerdo. Lo leí el año pasado y me pareció infumable. Hacen gracia las dos o tres primeras historias pero a partir de ese momento se vuelve cansino y no aporta absolutamente nada. La idea, insisto, está clara desde el segundo cuento. Este libro es ideal para meter en Alpha Mini pero es una vergüenza que a este señor le publiquen este libro. Obviamente es cuestión de gustos y si a uno le hace reir entonces ya vale su dinero. Pero a mi no me gustó. No me gustó nada.

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  2. Carlos:

    También está clara la idea desde la primera la hoja de "Ejercicios de estilo" de Raymond Queneau, y me gusta. Además, Iwasaki juega sin trampa ni cartón desde la portada a moverse en el registro del llamado «arte menor», y a mí esa es una literatura que me hace disfrutar mucho. Quizá porque me eduqué con los tebeos de Mortadelo y Filemón, quién sabe.

    En cuanto a tu afirmación de que «es una vergüenza que a este señor le publiquen este libro», un par de cosas.

    Una: hasta donde yo sé, la editorial Páginas de Espuma es de capital privado; así que su editor, Juan Casamayor, publicará a quien le parezca oportuno, ¿no? Es un libro pagado con su dinero, no con nuestros impuestos.

    Quiero decir: cada quien arriesga su dinero por aquello que le parece lícito. En cualquier caso, nadie te exime de tu derecho a escribirle a Casamayor y quejarte... En tu mano está.

    Y la otra es que juraría que te has ofuscado en buscar una estructura a lo Faulkner en un libro y en un autor que no tiene pretensión de algo así. Sigo desde hace tiempo a Iwasaki y, cuando saco un libro suyo de la biblioteca, ya sé a qué voy.

    Y, venga, hombre, a ver si se le pasa tanto disgusto con este autor, que no es para tanto.

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  3. No, no me entendiste el tono. No me parece mal ni mucho menos. No me he disgustdo. En buena hora... Faltaría mas.

    Lo de la "vergüenza por publicar" es verdad que me he pasado. Me arrepentí al enviar el mensaje pero ya estaba hecho.

    Ya se que es un libro honesto y que no engaña: ofrece exactamente lo que promete y eso es digno de elogio. Si el problema es mio, que le cogí mucha manía. Los nombres japoneses cada dos líneas me volvían loco!!

    Además, como guardo registro de mis lecturas tengo una idea aproximada de a qué fue debido ese rechazo. Lo leí en septiembre del mes pasado. Un mes que empezó con "LA subasta del lote 49" y siguió con "La niña que amaba las cerillas". Estos dos libros me impresionaron muchísimo. Pero no quedó ahí la cosa: el siguiente fue "Jakob von Gunten" y luego "Los bosques de Upsala" de Colomer. Los dos son espectaculares. Pero no acabó ahí la cosa. El siguiente sí fue una decepción: "Los asesinos lentos". Puaj. Ni me acuerdo de él. Pero luego... "Mis amigos" de Bove e "Historia abreviada de la literatura portátil" de Vila-Matas, una pequeña debilidad. Entonces sí, entonces fue cuando llegó Iwasaki y claro, yo también entiendo que quizá esperaba demasiado de él.
    El resto del mes fue un no parar: "Principiantes" de Carver, "Un lento aprendizaje" de Pynchon, "La absolución" de Soucy, "Como estar solo" de Franzen y "Suicidios ejemplares" de Vila-Matas. Ahora que lo estoy viendo la verdad es que fue un mes espectacular. Qué tiempos...

    Bueno, fin de la paliza. Que seguro que tienes razón y es un gran libro. A veces elegimos mal no tanto por el libro como por el momento. Me pasó lo mismo hace poco, no recuerdo con cual y me dio mucha rabia. Creo que fue con "La nueva Taxidermia" de Cebrian que cayó justo después de "El Gran cuaderno" de Kristof, un libro de los que marcan un antes y un después.

    Echo de menos mis grandes lecturas.

    Lo dicho. Perdona el tono, no quería parecer enfadado ni agresivo.

    Un saludo,

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  4. Ya me imaginaba yo que tampoco era para tanto. Si tienes un rato (y ganas de reconciliación con el autor), puedes echarle un vistazo a algunas de las charlas en vídeo que hay por internet. Es una buena manera de medir qué hay detrás de este escritor, dónde apoya su escritura.

    Por lo demás, mucha envidia me generáis quienes tenéis tanto tiempo para leer... Eso sí, en tu lista adivino otra razón para que no te guste Iwasaki: no hay literatura latinoamericana (una de mis debilidades).

    Y otra observación para el disenso: me ha gustado "La nueva taxidermia", de Mercedes Cebrián. A ver si algún día me animo y escribo algo.

    Un saludo.

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  5. A mi también me gustó la de Cebrian, pero no tanto como la de Kristof. Trataba de poner un ejemplo de que a veces salen perdiendo unos libros por comparación con otros que están cerca.

    ¿Literatura latinoamericana? Pues no sé. No me fijo mucho en las nacionalidades, la verdad. Voy un poco por instinto, recomendaciones y si toca que sea de latinoameríca pues perfecto. (Quiero decir que no tengo prejuicios en ese sentido. Los tenía hacia la literatura española, los perdí ya estoy volviendo a recuperarlos). Lo último que leí fue "El rey siempre está por encima del pueblo" de Alarcón, pero este mismo año leí a Piglia, Bayly y Ungar. Me quedo con Piglia.

    Miento, y Rafael Pinedo. Acabo de ver que era argentino y pensé que era español. Le leí "Plop". Sensacional, me encantó. De hecho le escribí una entrada para el blog que nunca publiqué porque me quedó un poco estirada, seria. Quizá la recupere, no sé.

    Prometo buscar esos videos y si tienes alguna recomendación de esas debilidades tuyas estaré encantado de anotarlo.

    Un saludo,

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  6. P.D. Me he sentido obligado a mirar: lecturas del año pasado del otro lado del charco:
    - Daniel Sada ("CAsi nada": es-pec-ta-cu-lar)
    - Jose Carlos Somoza (un par de ellos)
    - Pola Oloixarac
    - Hugo Abbati (Correspondencias)
    - Juan Filloy (Caterva: abandonado)
    - Juan Pablo Villalobos (Fiesta en la madriguera)

    Y ya.

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  7. Uf, a ver por dónde empiezo... Por los desencuentros; partamos de la base de que no me gustan ni Piglia ni Vila-Matas. Es más: he intentado varios libros de ellos y he perdido por abandono. Lo digo, más que nada, para que me pongas en cuarentena mis recomendaciones.

    Voy ahora con los encuentros. "Plop" es brutal. Si el autor en vez de apellidarse Pinedo se apellidara McCarthy, ya tendría película y todo ese libro. Lástima que murió don Rafael. Puestos a elegir libros en eras posnucleares (o algo así), me quedo con el suyo antes que con "La carretera".

    Tampoco me gustó "Caterva", pese a que Juan Filloy sí me gusta.

    Veo que es usted muy serio en sus lecturas, que se acompaña de gente sesuda y bien reputada, gente que nunca te dejaría mal en un bautizo, una boda, un ágape entre doctos. De querer seguir en esa línea, échele un ojo a los libros de Alan Pauls, Martín Kohan o César Aira, toda artillería argentina. También prueba con "Kazbek", del ecuatoriano Leonardo Valencia. Toda gente de confianza, que no te roba rollos de papel higiénico cuando viene a casa. Impecables académicos del asunto.

    En caso de querer perder la confianza de algún colega al que recomendarle libros, yo acometería sin falta el tomo I de las obras de Copi (Anagrama, edición roja), "La novela luminosa" y "El discurso vacío", de Mario Levrero (Mondadori) y algún libro de cuentos de Martín Rejtman (Lengua de Trapo, inconseguibles ya, creo). Están los tres para que los encierren.

    Después hay muchos títulos por ahí más o menos recientes. Por ejemplo, me han gustado "Las primas", de Aurora Venturini (otro delirio), "Opendoor", de Iosi Havilio, "Navidad y Matanza", de Carlos Labbé, o "Trabajos del reino", de Yuri Herrera.

    Digo así, sobre la marcha, sin saber si me meto en un lío ni qué me olvido.

    Hala, hora del vermú.

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  8. Voy ahora con los encuentros. "Plop" es brutal. Si el autor en vez de apellidarse Pinedo se apellidara McCarthy, ya tendría película y todo ese libro. Lástima que murió don Rafael. Puestos a elegir libros en eras posnucleares (o algo así), me quedo con el suyo antes que con "La carretera".

    Genial la comparación. ¿Recuerdas la entrada que comenté? Pues es una comparativa con la Carretera de McCarthy. Yo si tuviera que elegir me quedaría con la del americano pero por razones sentimentales. Hagamos una cosa: busco la entrada y si no me parece muy espantosa la publico y así lo entenderás. De todos modos yo las veo más bien a una (plop) como la continuación de la otra (la carretera). De ahí que no necesite compararlas ni elegir entre ellas. Ambas son geniales y complementarias.

    Tomo nota de todo eso que dices. Prometo desgranarlo poco a poco y en mi próxima visita a la biblioteca coger alguno, siempre que puedo porque he buscado Kazvek es aparece por ninguna parte. Afortunadamente muchos otros sí.

    Muchas gracias por las recomendaciones.

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  9. No estoy muy puesto en fechas, pero si internet no miente "Plop" se publicó en 2004 en la Argentina, en la ahora extinta Interzona. Y "The road", dice la Wiki que es de 2006. Así que, como mínimo, Pinedo llegó antes que McCarthy.

    En cualquier caso, vayan por delante mis prejuicios, para que se entienda desde donde hablo: me importa más lo que cuentan en el Río de la Plata que lo que viene desde EE.UU. Digo: no tengo alma de 'newyorker'. Soy un europeo raro.

    Y lo que son las cosas, juraría que Salto de Página contrató con toda la ilusión del mundo la obra de Pinedo y se encontró con un 'worst-seller', o al menos así la (re)presentaron en la última Feria del Libro madrileña. Es decir: los lectores españoles pasamos de ella.

    Sin embargo, en la Argentina, Pinedo sí que fue un autor reconocido por esta obra (dentro de los límites en que se mueve el mundo literario, se entiende) y dejó huella. Como pasa en el fútbol, hay días en que los argentinos están bastante más despiertos que nosotros en cuestiones literarias. Hay que saber reconocérselo.

    Al margen de que te guste más "La carretera", me alegra haber contribuido a desempolvar esa entrada para el blog. Cuesta mucho encontrar el tiempo, ordenar las ideas y escribir; así que al menos que sea por cosas que valgan la pena. Y "Plop" lo es.

    PD. El libro de Leonardo Valencia está en la editorial Funambulista, http://www.funambulista.net/2009/kazbek/ Allí tiene publicado también "El libro flotante de Caytran Dölphin", una novela muy vila-matense.

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  10. Me lo pones difícil. Kazbek lo he localizado en la fnac. Un día de estos me paso por allí a ver si hay suerte (no soy nada de compras por internet).

    Respecto al resto. Ya he publicado la entrada de "Plop". Es algo extraña por la aproximación un tanto tangencial a su argumento pero es lo que en su momento se me ocurrió y lo que me sugirió y he preferido no tocarla demasiado. (Me he limitado a borrar líneas que no aportaban nada).

    Respecto al tema de las fechas, tal como aclaro (eso lo ha añadido ahora) en la entrada cuando hablo de "extensión" me refiero a "argumentalmente". Lo entenderás en cuanto lo leas.

    Yo siempre he sido mas "americano" que otra cosa pero era simple ignorancia. Hace tiempo que descubrí que cuanto mas te alejes de su área de influencia mejor te irá. Salvo honrosas excepciones, claro (uno tiene sus debilidades). Que me da igual, vaya, que yo lo que quiero es disfrutar sin que me tomen por imbécil.

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