28 de julio de 2011

Preguntas de un obrero que lee, Bertold Brecht


Bertolt Brecht - Fragen eines lesenden Arbeiters por belair

Preguntas de un obrero que lee

¿Quién construyó Tebas, la de las Siete Puertas?
En los libros figuran los nombres de los reyes.
¿Arrastraron, cansados, las rocas los reyes?
A Babilonia, tantas veces devastada,
¿quién volvió, nuevamente, cada vez, a levantarla?
¿En qué casas de la dorada Lima vivían los constructores?
En China, ya erigida la muralla,
¿dónde fueron por la noche los obreros?
La gran Roma está llena de arcos de triunfo
¿Sobre quiénes triunfaron los Césares?
¿Es que Bizancio, la tan cantada,
solo tenía palacios para sus habitantes?
Hasta en la legendaria Atlántida,
esa noche en que el mar la devoraba,
los que se hundían gritaban, llamando a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿Él solo?
César derrotó a los galos.
¿No lo acompañaba ni siquiera un cocinero?
Felipe de España lloró cuando su flota fue hundida.
¿Nadie más lloró?
Federico II venció en la Guerra de los Siete Años.
¿Quién venció además de él?

Cada página una victoria.
¿Quién cocinó el banquete del triunfo?
Cada diez años un gran hombre.
¿Quién cubrió los gastos?

Tantas historias.
Tantas preguntas.


Bertold Brecht
Fuente: Cerdo Zente.



Fragen eines lesenden Arbeiters

Wer baute das siebentorige Theben?
In den Büchern stehen die Namen von Königen.
Haben die Könige die Felsbrocken herbeigeschleppt?
Und das mehrmals zerstörte Babylon,
Wer baute es so viele Male auf ? In welchen Häusern
Des goldstrahlenden Lima wohnten die Bauleute?
Wohin gingen an dem Abend, wo die chinesische Mauer fertig war,
Die Maurer? Das große Rom
Ist voll von Triumphbögen. Über wen
Triumphierten die Cäsaren? Hatte das vielbesungene Byzanz
Nur Paläste für seine Bewohner? Selbst in dem sagenhaften Atlantis
Brüllten doch in der Nacht, wo das Meer es verschlang,
Die Ersaufenden nach ihren Sklaven.
Der junge Alexander eroberte Indien.
Er allein?
Cäsar schlug die Gallier.
Hatte er nicht wenigstens einen Koch bei sich?
Philipp von Spanien weinte, als seine Flotte
Untergegangen war. Weinte sonst niemand?
Friedrich der Zweite siegte im Siebenjährigen Krieg. Wer
Siegte außer ihm?

Jede Seite ein Sieg.
Wer kochte den Siegesschmaus?
Alle zehn Jahre ein großer Mann.
Wer bezahlte die Spesen?

So viele Berichte,
So viele Fragen.

13 de julio de 2011

Una luna, Martín Caparrós


*
[...] Así es la vida que tienen, la que tienen, la única que tienen. Yo me paso la vida tratando de hacer la mía interesante, de que valga la pena, de que no se me escurra el agüita tonta entre los dedos, y ellos —ellos son tantos, dos tercios, tres cuartos de las personas que viven en el mundo— se la pasan tratando de comer: de alimentarse hoy y despertarse al día siguiente. Esa es la verdadera división de clases, la más terrible división de clases: los que nos preocupamos por qué vamos a hacer mañana, los que se preocupan por cómo van a comer mañana.

Y eso es lo cruel del África: que te lo muestra demasiado. África es obscena, en el sentido más estricto. O pornográfica, si aceptamos que algunos se calientan con estas cuestiones. Si no hubiera triunfado la estúpida corrección política, americanos y europeos y otros varios podrían organizarse tours a Liberia, a Etiopía, a Zambia, a Mozambique para gozar con esa diferencia, con la constatación palpable y bruta de esa diferencia: corona de sus éxitos. Aunque ya lo hacen, a menudo, vergonzantes, cuando ponen cien dólares o unos euros para los chicos africanos, el hambre en el planeta, el sida en blanco y negro.

Lo cruel, tremendamente cruel del África es que te dice fuerte lo que sabés bajito: que el mundo es una mierda. Y que aceptarlo nos cuesta tan tan poco.

*
Una luna, Martín Caparrós.
Editorial Anagrama (Barcelona, 2009)

8 de julio de 2011

The importance of being a pig





Visto en su día en el Musac de León. Es del colectivo francés Claire Fontaine, que como se ve entiende que arte y política pueden ir de la mano. Junto a esta obra, había otra que también me gustó mucho: PIGS, que consistía en un mapa de Europa donde aparecían España, Portugal, Italia y Grecia arrasadas por un incendio devastador. (No sé por qué faltaba Irlanda).

En realidad, lo que me gustó fue el vídeo que documentaba cómo se había gestado la obra. Los de Claire Fontaine tomaron un panel gigante, dibujaron los países mencionados y los rellenaron a mano con miles de fósforos (¿personas?). Luego, alguien venía y les prendía fuego, los dejaba arder... Hasta que al final quedaba la impactante y olorosa imagen que se puede ver aquí. Una metáfora bastante exacta, por cierto, de lo que están haciendo el FMI o las agencias de calificación Moody's, Standard and Poor's y Ficht con nuestros países.

En fin, que a pesar de Sarkozy, Bruni, Lagarde, DSK y la organización del Tour de Francia, siempre nos quedará Claire Fontaine para echarnos un cable a los españoles. Como justa retribución a su apoyo, este verano leeré su ensayo Notas sobre economía libidinal, que ya espera turno en la mesa. 

PD. Las fotos proceden de la web del Musac.

7 de julio de 2011

Ética periodística (según Rupert Murdoch)



Después del escándalo de las escuchas del News of the World, propiedad de Rupert Murdoch, parece un buen momento para recordar el documental Outfoxed sobre cómo funciona la Fox (también propiedad suya). Murdoch ha calificado de «deplorable» lo del diario británico... Casi me caigo de la silla del ataque de risa. 

Por cierto, este vídeo quizá le recuerde a alguien el estilo de la rancia y casposa TDT-party española.

Para cerrar, un dato inquietante: en 2006 José María Aznar se unió a Murdoch y en 2009 ganó 171 000 € como consejero de News Corporation. El País minora algo esa cantidad, pero señala que desde 2004 el expresidente español cobraba 10 000 € mensuales por labores de asesoría en su estrategia global. En fin, que cada cual saque sus conclusiones.

Si es que ya lo decía Paul Krugman en su artículo «El gobierno de los rentistas»: hay una puerta giratoria que une a la clase política con el poder económico —que es quien de verdad manda—; cuando dejan el Gobierno, los políticos salen por una puerta que comunica directamente con otra de entrada a puestos relevantes en imperios mediáticos, multinacionales y demás contubernios de grandes intereses económicos... Eso explica bastante por qué toman las medidas que toman y nos aprietan como nos aprietan. Una cuenta corriente es una cuenta corriente es una cuenta corriente, que declamaría el poeta.

Y no solo Aznar, claro; ahí tenemos a Felipe González (Gas Natural), Eduardo Zaplana (Telefónica), Josu Jon Imaz (Repsol), José Antonio Ardanza (Euskaltel)... Lo de Manuel Pimentel, exministro de Aznar reconvertido a editor literario y escritor, es una las escasas excepciones que conozco. También la de Julio Anguita, que vive muchísimo más modestamente que los multinacionalizados anteriormente citados. Después a los periodistas les agarra desprevenidos lo del 15M y políticos como Felip Puig solo saben llamar a la policía para que reparta estopa. No me extraña.

PD. Me pareció interesante este artículo de El Confidencial sobre cuánto gana José María Aznar, que tanta moderación salarial y ajustes pide. Pronto nos la pedirá también la nueva presidenta del FMI, Christine Lagarde, que cobrará casi 500 000 €. Parece ser ley: quien te pide moderación salarial suele ganar por lo menos 50 veces más que tú (y me quedo corto).

5 de julio de 2011

Un pistoletazo en medio de un concierto, Belén Gopegui


*

Vuelvo entonces a la frase de Stendhal, la frase entera:
La política en una obra literaria es un pistoletazo en medio de un concierto, una cosa grosera y a la que, sin embargo, no se puede negar cierta atención. Vamos a hablar de cosas fuertes y vulgares que, por más de una razón, quisiéramos callar; pero nos vemos obligados a abordar acontecimientos que entran en nuestro terreno, puesto que tienen por teatro el corazón de los personajes.
Me interesa el final. Nos vemos obligados, dice Stendhal, a hablar de política, porque la política tiene por teatro el corazón de los personajes. Por lo general, incluso quienes quieren hablar de política lo ven al revés. Piensan que en la política como un paisaje, como parte del teatro, como telón de fondo de los movimientos que agitan el corazón de los personajes. Pero Stendhal insiste, y yo con él, en la política que ocurre dentro, aun sabiendo que no es posible separar lo de dentro de lo de fuera. Junto al conocido lema feminista de los años setenta «Lo personal es político», Stendhal nos permite recuperar su otra cara: lo que tiene de íntimo la política, como la conciencia, como las distintas explicaciones de por qué se hacen las cosas, como adquirir sentido del momento histórico.

En otras palabras: ¿a quién serviría que hubiera más novelas políticas, más novelas con personajes no mutilados, más novelas en donde quienes intentan transformar el rumbo de la historia no estuvieran abocados a un psiquismo delirante? Vamos a suponer, por un momento, que el capitalismo es como una de esas dictaduras orwellianas. Vamos a suponer que todo el mundo ha aceptado que es inevitable una cierta complicidad con el poder, a pesar de que se trate de un poder que está sembrando la tierra de muertes y daños evitables. Es fácil, me parece, saber a quién beneficia hoy que no haya historias de personas que no se resignan, que intentan salir y abren brechas, y a veces escapan, y entonces vuelven con más recursos para provocar motines y lograr que salgan todos.

Tenía que contestar a una pregunta: ¿por qué tratan las novelas del siglo XX de lo que tratan? Mi respuesta es que la verosimilitud ha sido secuestrada por los dueños del discurso dominante. Y demasiadas veces hemos caído en su trampa. Hemos creído que para construir nuestra visión bastaba con leer y escribir historias que no repitiesen lo que dicen ellos, pero que fueran creíbles según un parámetro, la verosimilitud, que imaginábamos hasta cierto punto imparcial u objetivo. Así es como la experiencia se ha ido ausentando de la novela, no por inexistente, sino por increíble. Pero el tiempo no se detiene; lo que empieza a ser increíble hoy es ese mundo demediado de seres sin capacidad de reacción. Y si aún no es increíble, yo, y muchos como yo, vamos a intentar que no lo sea.

*

Un pistoletazo en medio de un concierto, Belén Gopegui.
Editorial Complutense (Madrid, 2008).
Páginas 40, 41 y 42.